De modo que irremediablemente y en contra de mi voluntad,
era así. La guerra fría había comenzado hace mucho, y para cuando me di cuenta,
ya me habían disparado. Parece ser que estaba equivocado, aquí se dispara sin
preguntar… Sálvese quien pueda.
Aquello me exploto en la cara, como una bocanada de aire que estuvo siempre ahí. Aunque nunca me atreví a mirarla a la cara, ella había
comenzado su conquista, estaba arrasando con todo mi mundo mientras yo miraba
para otro lado. Pero ya no había vuelta atrás, acababa de chocarme de frente
con la guerra.
Simplemente, mira atrás y a los lados. Podrás ver que todos
estamos en guerra, chocándonos unos con otros sin control, destrozándonos entre
todos, ardiendo. Vamos a acabar todos bien jodidos, tu y yo, con nuestras
murallas, nuestros cuentos, nuestras mentiras y nuestros secretos que tan bien
sabemos defender en tiempos de paz.
De la guerra nadie sale vivo. Todo lo demás, simplemente son
palabras. Palabras de un niño que crece con miedo. Quizás el problema sea
confiar en lo que no conoces, confiar en el ser humano, y vivir con miedo.
No volveré a creer nunca lo que dicen, lo que piensan. Del ser
humano, y solo de él, es de quien hay que tener miedo. Siempre.
“Soy de esa generación que ya nació sin fe. Vivimos
enfadados y no sabemos porque”