Ella corría y corría sin mirar atrás. De su corazón solo quedaban pedazos irreconocibles que sostenía en sus manos, sin latidos y sin color. Ella corría sin saber a dónde. Ella se tropezó con él. Él tenía un mapa, un plan, algo que funcionaba solo entre ella y él. Era como si ella y él nunca hubiesen sido desconocidos, y todo en lo que nunca habían confiado ahora fuera mirado a través de un espejo. De repente, fue como si lo imposible siempre hubiera estado ahí, para ser real. Ella dejo de correr para cambiar de dirección. Él cambio a la misma dirección, a la misma altura, al mismo paso, al mismo destino. Ella paraba los minutos, con una mirada deshacía las manecillas al reloj. Él daba vueltas entre los torbellinos creados por mariposas de ojos azules.
Ella era una pregunta sin respuesta. El respondió: te quiero.
Autor
- Samuel R
Y mientras mis frágiles huesos se marchitan en este desierto, como piedras que olvidaron su amor y su odio, su verdad y su mentira... es entonces cuando noto una brisa inocente, que trae olores de belleza y libertad.
Es en ocasiones como esa cuando, a pesar del común pesimismo que me acompaña y me hace naufragar, sospecho que el mundo es un sitio hermoso, pero los hombres lo estropean. Siempre lo estropean todo.
(- - -)
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Ábreme conversación esta noche y te hablaré de mis deseos. De como quiero que las mariposas desenvuelvan huracanes, que el fuego se expanda...
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La tormenta acabó por destrozarme, por enmudecerme. Mis palabras cayeron desplomadas en el combate. Perdí. Bajé el telón. ¿Y ahora? Ahora ...
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Bajamos las escaleras y salimos a la calle. La luna seguía donde la dejamos, escribiendo el guión de la noche. Hacia algunos días que habí...
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2 comentarios:
Qué bueno que has vuelto. Hace mucho que no leía nada tuyo, y con eso de que es tan bueno.
Es un texto muy atractivo, corto y dulce :)
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